domingo, 6 de julio de 2008

La pobreza no requiere consultorías, requiere verdaderas acciones y soluciones.




Ha sido verdaderamente molesto escuchar a un Ministro justificar en qué se ha gastado la ayuda de un millón y medio de dólares donados por el gobierno de Taiwán, para mejorar las condiciones de vida específicamente de vivienda, de un sector de Pavas.

La acción de utilizar estos dineros con fines no directos para los que fueron donados, es una práctica de diferentes sectores y administraciones, que con el afán de canalizar presuntamente de una manera más efectiva, la ayuda tan necesaria que esperan desde hace mucho tiempo, las familias más pobres de nuestro país, se terminan desperdiciando y utilizando esos fondos, en gastos de consultorías, asesorías, equipos de computo y de oficina, y hasta en maquetas que no se ajustan a la realidad ni a las necesidades de este sufrido grupo poblacional.

La pobreza y los diferentes proyectos o programas para atenderla, están saturados de consultorías y estudios técnicos que están acumulados en un archivero, cada jerarca, director o similar que entra nuevo al puesto, pide nuevas asesorías que se ajusten a su visión personal, solo por decir un motivo. Al final, todos los estudios sobre pobreza y como mitigarla, quedan solo en eso en estudios. Ya conocemos bien la situación de las poblaciones vulnerables, ya conocemos bien la situación de las familias en pobreza extrema, ya sabemos que deben de ser atendidas, y la forma de hacerlo es la más sencilla, es ejecutando los programas, es construyendo soluciones de vivienda, en pocas palabras es gastando el presupuesto nacional y las ayudas y donaciones internacionales, en lo que debe de gastarse, ejecutarse para lo cual han sido gestionados los dineros, que de paso son millones de colones.

No me vengan ahora hablando de estudios técnicos, de factibilidad, o de impacto, cuando estos se pasan haciendo constantemente, ni me digan que esa maqueta presentada, es la solución habitacional para los sectores pobres de Pavas, no hay que ser muy diestros para darnos cuenta que ese tipo de proyecto brevemente presentado, no se ajusta a las necesidades de la población en cuestión, esas familias a las que se les mete el agua en su rancho, que literalmente duermen en piso de tierra, (esto cuando no llueve), que viven en condiciones precarias, esas familias, lo que necesitan son soluciones de vivienda prácticas, sencilla, dignas, ellos no sueñan con complejos de apartamentos que son irrealizables, y que mucho menos pueden ser mantenidos o financiados, ellos más que soñar necesitan una casita digna donde vivir y que sea de fácil mantenimiento, para criar a sus hijos tranquilamente. Se debe de empezar por lo más práctico y lo más sencillo, pues solo así se puede evolucionar a lo más complejo, a tener soluciones habitacionales de diferentes niveles, pero sobre todo a procurar una verdadera equidad y justicia social.

Las familias pobres y más necesitadas, no esperan día a día a que llegue un ministro a pasar la noche con ellos, esperan día a día noche a noche, a que llegue un ministro a entregarles las llaves y el certificado de una casa digna que puedan mantener, que les ayude a enfrentar la vida en mejores condiciones; y el resto de los costarricenses así como los donantes de recursos económicos, esperamos día a día que se ejecuten verdaderamente esos fondos, en una verdadera ayuda que permita dotar a la familias de vivienda, en resumen, mitigar la pobreza con acciones y soluciones y no con consultorías y maquetas de ensueño que seguirán desvelando a muchos, sobre todo a quienes duermen entre tablas, bolsas y zinc.




José Miguel Abarca S